No más conformismos: Apropiémonos de nuestros derechos

Informe de lectura

¿Dónde está la franja amarilla?

de William Ospina.

Este libro resume en pocas hojas la situación por la que ha pasado Colombia a causa de las malas administraciones. Busca que el lector se pregunte el por qué se está viviendo una situación de extrema pobreza, violencia e injusticia, en un país que tiene todos los recursos para ser mejor. Se basa en es asesinato de Jorge Eliécer Gaitan, la violencia del los años cincuenta y la ceración del Frente Nacional.

Desde esta perspectiva, William compara a Colombia con Francia, en el cual existen pocas injusticias debido a que sus habitantes conocen a cabalidad todos los derechos que tienen; además, saben exigirlos cuando lo consideran necesario. Ellos protestan y marchan de una manera muy distinta a la que se ha enseñado en este país y es por eso que logran conseguir todo lo que necesitan y hacen que se cumplan sus derechos cuando sienten que están siendo violados. Debido a todas las movilizaciones realizadas por Francia es que es llamado el país de la revolución.

En Colombia la protesta siempre ha sido por las malas, agrediendo al otro, lanzando papa-bombas, granadas y hasta roca. Y finalmente, las dos partes pierden. O mejor, quienes se esforzaron reclamando son los que más pierden, porque no se escucharon, fueron castigados y no consiguieron nada.

Es por estos actos atroces que nuestro país estuvo por mucho tiempo, y hasta hace muy poco, ocupando el primer lugar en altos índices de criminalidad en todo el planeta. Sin embargo, hoy ese lugar lo está ocupando el Salvador, lo cual no quiere decir o, por lo menos, no demuestra que la violencia en este país haya disminuido. La gran posibilidad es que ese país haya aumentado su intolerancia y su agresividad.

Una muestra de que este país mantiene sus índices de violencia es que aún mantiene a la mayoría de su población en situaciones de extrema pobreza y presenta al mismo tiempo en su clase dirigente altísimos niveles de corrupción. Esta situación es notable con el momento de la para-política que se está viviendo, en la cual han caído muchísimos políticos que fueron financiados por el narcotráfico. Así mismo, se comenzó a indagar sobre algunos comportamientos que mantuvo el Presidente con algunos de ellos en su época de gobernador de Antioquia.

Ha sido un país en el que la impunidad y la injusticia han primado; aunque nos hagan creer que todo está cambiando y que hasta los que tuvieron poder están siendo juzgados. Pero… entonces que pasa con esa justicia cuando se trata de la violación a un niño? Y peor aún, a cientos de niños como es el caso de Garavito, quien en poco tiempo estará en libertad.

Lo que estamos viviendo es el desencadenamiento de numerosos problemas represados que nuestra sociedad nunca afrontó. Colombia ha pospuesto demasiado tiempo la reflexión sobre su destino, la definición de su proyecto nacional, la decisión sobre el lugar que quiere ocupar en el ámbito mundial.

Pero para poder apropiarnos de nuestros derechos deberíamos primero conocer nuestro territorio, toda la naturaleza que poseemos cuidarla, valorarla y hacerla respetar. Disfrutar de ella sería lo debido, pero cada vez conocemos menos sobre las maravillas de nuestra tierra y antes que disfrutarla la vendemos, así como está sucediendo con nuestros árboles, nuestros animales, entre otras cosas. Estas cosas suceden cuando hay gobiernos que favorecen los intereses de los otros por encima de los de su propio país.

William Ospina menciona en su libro que es muy triste recordar que durante mucho tiempo las clases privilegiadas pagaron al Estado para liberar a sus hijos de pagar el servicio militar que los pobres tenían que cubrir irremediablemente.

Es difícil encontrar épocas de la historia en que nuestros campos no hayan sido escenario de hombres en armas. Respecto a esto Eric Hobsbawm ha dicho que la violencia colombiana de los años cincuenta representó una de las mayores movilizaciones de civiles armados del hemisferio occidental en el siglo XX.

Ospina también menciona que los dueños del país tiene que sentir alarma ante esto que no han sabido evitar con su poder., los poderosos olvidan que pudieron hacer y deshacer a su antojo, no asumen sus errores y, por el contrario, acusan al pueblo de ser el causante del caos. Como ellos han aumentado el costo de la vida y han disminuido el salario de los colombianos, estos buscan una salida para mantener en mejores condiciones a sus familias. Esta salida es el narcotráfico, el cual ha sido muy bien pago y esto no se tiene que demostrar.

Finalmente, y después de un pequeño recorrido por diferentes hechos que dictan en qué momentos se comenzó con la época de violencia en este país, William Ospina cuanta sus deseos de que Colombia sea una país que se manifieste frente a cualquier incumplimiento de los derechos, que sea conciente de los mares y la naturaleza que tiene; en fin un país en el que se pueda manifestar cualquier inconformidad. Yo no estoy muy lejos de los deseos del autor y desde la comunicación social comenzar a hacerle saber a los colombianos todo lo que tienen en sus manos, los derechos que les corresponden y cómo pueden hacerlos valer.

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